Desde el año 2005 hemos visitado anualmente Las Bardenas Reales de Navarra. Siento fascinación por su paisaje árido y erosionado y por esa sensación de estar en un lugar lejano que transmite. No es un terreno fácil por lo extremo de su climatología, excesivo frío en invierno y mucho calor en verano, además del cierzo que sopla gran parte de los días.
Pero a pesar de todo ésto, te verás gratamente recompensado cuando la luz inunda su inmensidad, pintando todos los rincones de unos tonos ocres y rojizos que son la delicia de cualquier fotógrafo. Es en ese momento cuando la belleza de las Bardenas se manifiesta en todo su esplendor y te cautiva para siempre con la magia de su luz.