Me gustaría poder transmitiros la emoción que he sentido al ver los ojos de un pequeño ciervo observandome curioso entre las ramas, o la tensión de la pelea de dos machos de ciervo disputandose su territorio, o los 5º bajo cero de un amanecer en Bow Lake, o lo diminuta que me he sentido al contemplar las Rocosas. Es una pena que las sensaciones no se puedan grabar en tarjetas CF y luego compartirlas con los demás como hacemos con las fotos 🙂
En su lugar he traido unos cuantos gigas de imágenes que, aunque trepidadas o con ruido, espero reflejen un 1% de toda la belleza de las Rocosas canadienses, porque eso ya sería mucho.
Canon 40D, Canon 100-400 (100 mm), f6.3 1/125, ISO 200